sábado, 26 de mayo de 2012

LA “S” YA NO ES CERDA


En Septiembre de 2010 Zapatero se llevó una alegría. El Fondo Monetario Internacional, en un informe sobre la deuda pública de 23 países, ya no colocaba a España junto a sus compañeros en el grupo de los PIGS, sino que nos elevaban un escalón y nos metían en otro pelotón con serios problemas fiscales pero acuciantes. En este grupo estaban EEUU y Reino Unido.
El organismo que preside Dominique Strauss-Kahn señaló que había una serie de países con muy poco o ningún margen de maniobra fiscal. Estos eran concretamente Grecia, Italia, Japón y Portugal. Para que entendamos esta afirmación, estos países no tienen capacidad para aumentar su deuda pública sin un cambio radical en el comportamiento del déficit.
 
Islandia, Irlanda, España, Reino Unido y EEUU se encontraban en un segundo grupo con algo de margen en sus maniobras fiscales.
Australia, Dinamarca, Corea, Nueva Zelanda y Noruega formaban un tercer grupo. Estos países tenían más margen para hacer frente a los shocks inesperados.
En este mismo comunicado, el FMI explicaba la probabilidad baja de que Grecia, Italia, Japón y Portugal contasen con un margen fiscal adicional.
Este informe es importante para el país en ese momento, puesto que todas las firmas de análisis de inversión como las instituciones internacionales metían a España en el mismo saco de Portugal, Italia y Grecia debido al rapidísimo crecimiento de la deuda pública de nuestro país para financiar el déficit de las cuentas del Estado. Lo mismo ocurría con Irlanda, de ahí que el acrónimo se hubiera alargado hasta PIIGS para incluir a la isla.
Pero a pesar de este documento positivo, España debía hacer sus deberes. El FMI “castigaba” al Gobierno de Zapatero a adoptar una mayor claridad en sus planes de ajuste fiscal y a centrarse en el medio plazo en vez de buscar soluciones rápidas, con el fin de no poner en plagio la frágil recuperación económica y la confianza de los mercados.
Sin citar a España explícitamente, el FMI también criticó a los países que no sólo habían disparado su gasto público con la crisis, sino que no lo habían reducido lo suficiente en los años de bonanza.
En Septiembre de 2010 podíamos respirar con un poco de alivio, pero el tufillo a cerdo nos perseguía.

María Cano

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